Distonias palpebrales
BOTOX®
Investigadores descubren en los años 1950 que la inyección a músculos hiperactivos con cantidades mínimas de toxina botulínica tipo A disminuía la actividad muscular por bloqueo de la acetilcolina en la función neuromuscular, obteniendo un músculo inhábil a contraerse por un periodo de 4 a 6 meses.
Alan Scott, un oftalmólogo de San Francisco, usó por primera vez dosis de toxina, para tratar estrabismo
Tiene una duración temporal: el efecto ronda de 3 a 6 meses; lapso después del cual debe renovarse la dosis.
Indicaciones del BOTOX® (toxina botulínica)
El margen de actuación del BOTOX® es amplio y sus aplicaciones son varias. Entre ellas, se puede destacar:
- Tratamiento de la hiperhidrosis.
- Distonías focales:
– blefarospasmo- espasmo hemifacial- apraxia de la apertura palpebral
– entropión espasmódico
– retracción palpebral
- Espasticidad (en concreto, en la Espasticidad presente en pacientes con parálisis cerebral)
Por último, es interesante mencionar que algunos tipos de migrañas se benefician del uso del BOTOX®.
¿Ciego y con la Vista Perfecta?
¿Imposible?
No, si Usted Sufre de Blefaroespasmo.
- ¿Qué es?
- ¿Quién lo Adquiere?
- ¿Como Comienza?
- ¿Cuál es su Gravedad?
- ¿Es Transitorio?
- ¿Puede Complicarse?
- ¿Cuál es el Tratamiento?
A veces los espasmos que se inician en los músculos palpebrales pueden extenderse a otros músculos craneales, causando contracciones involuntarias de la mandíbula o la lengua. En este caso recibe el nombre de síndrome de Meige. Los espasmos también pueden afectar los músculos del cuello y de la garganta. Cuando se afecta la voz, recibe el nombre de «disfonía espasmódica.»
En el blefaroespasmo y el síndrome de Meige se afectan ambos lados de la cara. Si solo se afecta un lado se llama espasmo hemifacial. El espasmo hemifacial es debido a una causa diferente y a veces puede aliviarse con una intervención neuroquirúrgica.
Ya que el problema es de índole neurológico, el médico intentará usar una variedad de medicamentos, entre ellos los anticolinérgicos. Algunos pacientes obtienen mejorías modestas con esta terapia, pero otros muchos abandonan el tratamiento debido a los efectos secundarios adversos.
Actualmente el tratamiento más común y efectivo consiste en inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica en solución altamente purificada y diluida, en los músculos que cierran los párpados. La toxina disminuye la transmisión de los impulsos eléctricos de las terminaciones nerviosas a los músculos, aliviando así los espasmos.
Aquellos pacientes que no logran mejorar por medio de fármacos o de inyecciones pueden considerar también la miectomía parcial o completa: extirpa parte de los músculos que causan el cierre de los párpados.
Algunas veces, junto con la miectomía, es posible implantar un elástico frontal, que ayuda a levantar el párpado superior.