Toxina botulínica tipo A – BOTOX®
Investigadores descubren en los años 1950 que la inyección a músculos hiperactivos con cantidades mínimas de toxina botulínica tipo A disminuía la actividad muscular por bloqueo de la acetilcolina en la función neuromuscular, obteniendo un músculo inhábil a contraerse por un periodo de 4 a 6 meses.
Alan Scott, un oftalmólogo de San Francisco, usó por primera vez dosis de toxina, para tratar estrabismo.
En abril de 2002 obtuvo la aprobación oficial en EE.UU. para aplicarse en esta área de la estética.
Tiene una duración temporal: el efecto ronda de 3 a 6 meses; lapso después del cual debe renovarse la dosis.
Indicaciones de la toxina botulínica tipo A – BOTOX®
El margen de actuación del BOTOX® es amplio y sus aplicaciones son varias. Entre ellas, se puede destacar:
- Tratamiento de las arrugas faciales
- Tratamiento de la hiperhidrosis
- Distonías focales (blefarospasmo, espasmo hemifacial, apraxia de la apertura palpebral, entropión espasmódico, retracción palpebral)
- Espasticidad (en concreto, en la espasticidad presente en pacientes con parálisis cerebral)
Por último, es interesante mencionar que algunos tipos de migrañas se benefician del uso del BOTOX®.
Dada su eficacia y escasos efectos indeseables y riesgos, la aplicación de la toxina botulínica tipo A – BOTOX® es una técnica de Medicina Estética que progresivamente ha ido ganando terreno desplazando a técnicas de Cirugía Estética como el Lifting.
Las técnicas quirúrgicas continúan perdiendo terreno frente a tratamientos más revolucionarios y, a la vez, menos dolorosos y traumáticos, según ha revelado el informe anual de la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos, en relación con terapias como la inyección de la toxina botulínica tipo A – BOTOX®.
Esta tendencia responde al aumento del número de pacientes que prefiere combatir los efectos de la edad con tratamientos que no implican tanta alteración del cuerpo.
Siempre hay que mantenerse alerta ante las ofertas de tratamientos estéticos. En este terreno suele abundar la inexperiencia y la improvisación. Antes de dejar su rostro en manos de principiantes, es necesario que se cerciore de la profesionalidad y reconocimiento del centro donde vaya a ser aplicado. En los salones de belleza y similares no suelen encontrarse oftalmólogos, cirujanos plásticos, neurólogos o dermatólogos, entre otros expertos autorizados para manejar esta técnica.
El procedimiento es sencillo: con una aguja fina se aplican microinyecciones dentro del músculo que se va a tratar.
Es rápido e indoloro. De acuerdo a la zona, se inyecta exactamente la cantidad de toxina botulínica tipo A – BOTOX® que se necesite. En las primeras 72 después del tratamiento empiezan a verse los resultados, consiguiéndose un efecto total a los 7 días.
El resultado final no es permanente, dura alrededor de 6 meses.
No está indicado para arrugas producidas por la vejez o el fotoenvejecimiento (acción del sol). Tampoco se recomienda para las arrugas verticales del labio superior.
Datos importantes
No se necesita anestesia.
Se recomienda no tocar el área después de la aplicación (por lo menos por 4 horas) Es conveniente gesticular para mover los músculos de la cara que fueron tratados para que tenga más efecto. Si las arrugas están muy marcadas, después del BOTOX® se puede inyectar ácido hialurónico o hacer un Peeling para suavizar más la zona.
Luego de una hora de la aplicación el paciente puede volver a sus actividades diarias.
Diferencias con los rellenos y la cirugía
La toxina botulínica tipo A – BOTOX® plancha las arrugas de forma natural porque relaja el músculo que las produce. Por el contrario, el ácido hialurónico las rellena. No actúa sobre los músculos. Pero en los casos donde hay arrugas muy marcadas, estos tratamientos se pueden hacer en forma complementaria: primero se inyecta BOTOX® y después se el relleno.
La cirugía realisa definitivamente las arrugas, pero a veces se puede cambiar la expresión de la cara y se pierde la naturalidad.
Ventajas
Los resultados son suaves y naturales. Cualquier tratamiento complementario que se realice después de la toxina botulínica tipo A – BOTOX® dura mucho más tiempo. Se puede realizar en cualquier época del año. No es peligroso: relaja el músculo en forma parcializada. No cambia la fisonomía de la cara ni los gestos. Se aplica y a la hora pueden retomarse las actividades diarias. No produce reacciones alérgicas.